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Bienal Internacional de Arquitectura

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Mugak/ 2021: patrimonio y modernidad

Tal y como sabemos, la ciudad conforma la estructura fundamental que permite desarrollar el hábitat natural del ser humano. A partir del dominio de la agricultura, la aparición temprana de núcleos urbanos en la historia de la humanidad puede confirmar este fenómeno. Tal y como señala Romano Guardini, desde los ejemplos de Mesopotamia y Egipto hasta las urbes de la Ilustración, la construcción de la ciudad mantiene un equilibrio orgánico con la naturaleza que tiene que ver con las limitaciones técnicas del momento y del efecto del tiempo. Desde la Revolución Industrial del XIX y con la aparición de la “era de la máquina”, como diría Le Corbusier, la velocidad del crecimiento de las ciudades ha aumentado de manera exponencial. Así, y según la ONU, en la actualidad el 55 % de la población mundial vive en ciudades. Pero además, la previsión a futuro dibuja una curva ascendente para el 2050 del 70 %. Esto es, en los siguientes 30 años se estima que unos 6.600 millones de personas vivirán en ciudades, lo que significa que su evolución y desarrollo seguirán siendo frenéticos tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Nuevos tipos de vivienda, funciones e infraestructuras, junto con la creciente sensibilidad ecológica y digitalización de los procesos de diseño y construcción, convertirán la ciudad en uno de fenómenos de mayor intensidad económica y cultural de los próximos años.

Por otra parte, su dimensión cultural, menos racional y cuantificable –“más irracional y subconsciente” según Guardini– ha experimentado un desarrollo semejante. La conciencia ciudadana sobre el imaginario de la ciudad, su carácter e identidad ha significado un reconocimiento de lo construido, de la urbe. En apenas un siglo y medio, desde mediados del XIX y con la aparición de la imagen impresa y la fotomecánica, este reconocimiento se ha traducido en la aparición paulatina de instituciones y jurisdicción que han promovido la identificación, catalogación y posterior protección de este patrimonio.

Además, la velocidad de los procesos inmobiliarios y de construcción y su incidencia en la vertiginosa transformación de la ciudad han propiciado un celo sobre el patrimonio edificatorio general que se ha traducido en distintas manifestaciones ciudadanas interesadas en el desarrollo de la urbe. Así, lo urbano ya no es una disciplina exclusiva de la academia sino que interesa, de manera creciente, al conjunto de la ciudadanía.

¿Patrimonio o modernidad?

Nos encontramos por lo tanto ante un escenario en el que el desarrollo de la ciudad se muestra como una diatriba entre lo construido y lo construible, sobre lo que fue y lo que será.

Por una parte, el fenómeno de la urbe está intrínsecamente unido a la transformación del entorno –o destrucción y creación del medio–, tal y como ocurre con las células de un organismo vivo: para garantizar la vida, deben morir y dar paso a la creación de otras nuevas. Si esta muerte y reproducción celular no se da, se convierten en cancerosas.

Por otra parte, la ciudad es la historia de multitud de acontecimientos arquitectónicos y urbanos que transcienden su propia naturaleza material, dando lugar a una construcción cultural colectiva. Si aspiramos a un enriquecimiento constante e infinito de esta cultura, es evidente que la construcción de este inmaterial exige la identificación y cuidado de aquellos bienes dignos de este valor.

La polarización hacia un extremo u otro puede provocar caricaturas de la ciudad a la que aspiramos. Como llamaría Antonio Miranda a uno de sus libros, “ni robot ni bufón”: el peligro de una actitud ciega en un desarrollismo infinito y cateto es ridícula y semejante al de la aspiración de una ciudad congelada en el tiempo.

Este es el reto que se presenta en la (re)construcción de la ciudad futura: conjugar el natural desarrollo de los procesos de transformación –cada vez más eficientes y veloces– con los valores materiales e inmateriales más apropiados.

Esta tercera edición se celebra bajo el título de ‘Patrimonio y Modernidad’, y pretende ser el escenario de fondo que reúna a todas las personas implicadas en la construcción de la ciudad: profesionales, ciudadanía, administración, academia, industria, etc. El objetivo no es otro que el de enriquecer el discurso con el propósito de subrayar criterios integradores y dibujar la mejor de las aspiraciones para nuestras ciudades.

La agenda para Mugak/ 2021 se fundamentará en 3 pilares: el ciudadano, el académico y el técnico. Así, por ejemplo, distintas agrupaciones ciudadanas y empresariales pondrán el foco en variadas manifestaciones de la arquitectura y el diseño que nos permitirán identificar este bien inmaterial de la ciudad. Por otra parte, la academia, la Escuela de Arquitectura del País Vasco, nos invitará a recorrer y reflexionar sobre fenómenos tipológicos urbanos, miradas de los estudiantes sobre la ciudad y la identificación de trayectorias fundamentales en su construcción. Por último, la incorporación de técnicos y profesionales de la ciudad nos permitirá comprender desde lo concreto actuaciones ejemplares para el debate.

Todas estas actividades y manifestaciones se desarrollarán en el corazón de nuestras ciudades con la intención de que los ojos de sus habitantes catalicen todas estas aspiraciones en ideas, proyectos y soluciones, para crear así la mejor de las ciudades.

Estamos trabajando en la preparación del Programa